Y entonces la década perdida
de almas mezcladas con el hueco
de una pregunta falsa, larga,
agrega algo a la localía
agredida por la situación
de la espera inútil.
Me guardé el momento de
preguntas para no volver al
estado de la inconclusa situación.
 
Es así como lo único que mueve
el espíritu de la melancolía
puede agregar a los pasos que
se alejan de las partículas
que causan falsas soluciones
a la crítica de la soledad.
 
Sin embargo, la concretud
de mi existencia que se
proyecta en el espacio
de conflictos,
logra reconfigurar
parte de mi cuerpo
para así poder imaginar
como la autoproducción del ser
sacude de maneras que no puedo
controlar.
 
Es así como mi totalidad
situacionada expresa una
contradicción aun con negatividad.
 
Estoy proyectando una
miseria anticipada, lo
que podría esperar desde
lo vivido y ya esta
posibilidad me transforma
materialmente para el mal.
 
Ahora no puedo prudente tirarme
al abismo de los momentos
en donde la intersubjetividad
intenta mezclar las formulas caducas,
los horizontes inalcanzables.
 
Me veo incorporando
lo invisible junto a lo natural
pero sigo siendo un instante
donde pretendo estar sobre
mí para poder, mediante
la autoconciencia,
tocar la totalidad.
 
La anticipación me ha
dejado inmóvil,
he regado aquella
parte de mi encargada
de objetivar la vía de
aquellos momentos difusos
que aparecen y se estiman.
 
A veces quisiera que toda
carga con la revolución,
el momento máximo de la conciencia,
alguien pueda superar lo que
se ha ido maldiciendo
en solo palabras que
apaciguan los nervios,
aquellas que logran despertar
al sol en los sueños.
 
Sin embargo aún espero
en objetos mentales,
tiento a un oscuro
demonio que carcome
todo aquello que pongo
en el sistema cuando
imagino que lo que
he considerado como mal
hasta ahora no es más que
una quimera.
 
¿Acaso estoy predestinado
a solo tenerte como
quien tiene humo,
como cuando deseo
lo que se desvanece en
puras posibilidades negativas?
 
¿Estaré condicionado
por una falsa totalidad?
 
¿Será demasiada
imaginación cosificada?