El baile secreto de la memoria

Laverne

Entre el dolor a llanto y el cigarro verdeante,
entre la luz que asesina las partículas y lo negro de la sonrisa,
entre los momentos difíciles de una sangre envenenada y la lascivia,
entre el sonido de la pandemia de toda una soledad y una voz tenue,
dos preguntas nacientes se funden en la misión de silencios y madrugadas,
para resolverse en el misterio,
el hallazgo de los interminables pasos hacia un fin conocido,
se danza en el protocolo de la nada,
en bares populares de San José,
de un día sin fin en la memoria de las tranzas,
renovado por la luz y las imágenes distorsionadas,
por voces y pequeñas victorias nocturnas que volverán,
entre toda la carne que respira la esperanza del silencio,
los líquidos se consumen en el mercado del deseo inconcluso,
y la otra carne abierta y asesinada por el tiempo que avecina la luz,
revueltos como una manifestación espasmódica de los climax,
en el túnel infinito de los zumos del pecado infernal de una revolución,
que carcome los grandes bosques de la conciencia
                                                     entre el profundo pantano,
donde viven debajo de los descalzos derrotados y pisoteados,
por bancos, buses oscuros, y gritos de campana laboral,
el ambiente quiere resolverse en el asombro de una noche,
– el lugar de la derrota de la memoria repetible –,
que carcome el tiempo del perdón y la gloria pasajera,
de todas estas ideas prohibidas,
entre montañas,
               montes,
                   y túneles
                        que explotan
                              con el tiempo,
                                    con la imagen
                                         de una repetición
                                                 que nunca acaba,
                                                         hasta repetirse.