La caída de Tikal

Laverne

El tiempo duerme en la espera,
dos ríos en tribulaciones,
descienden por columnas verdes,
dos piedras y dos honores,
en el altar del sacrificio,
esperan la venida de la revolución,
los grillos en la sombra,
en medio del acto del corazón,
 de las clases dominantes,
y todos duermen en la bulla de la calle,
el himno del recuerdo de la muerte,
las ruedas y las alas se agitan,
se escuchan como ríos revueltos,
nos llaman a polos opuestos,
dos bombas cebadas por la ira,
y la desesperación solo espera,
que nadie respire,
para cortar cabezas
de mujeres y hombres,
y volver al poder de pocos.