Los días que escucho sonidos y ojos

Laverne

                                     Poema abstracto #1
                                     para esconder una bomba
 
Una tarde eterna que se acaba
entre paredes y botellas,
y un horizonte chorreante
de música izquierdista,
que nubla los pasos de la revolución,
y los líos de los pensamientos
en una voz y unos gritos que conozco,
y el infinito camino
de libros nunca leídos
que se desojan en el alma
de la noche entre barras y miradas,
para luego, caer de los ríos del mañana,
que nunca visitamos para sacar
todas las lecciones que nunca se tomaron,
para aclarar los nublados de las noches,
que nunca se aclararon,
y la tarde se hace hielo,
y desaparece en la indiferencia del tiempo,
todo ese espacio desperdiciado,
por la cobardía de un paso
hacia el olor y el sonido de los ojos.