Nuestra pequeña batalla internacionalista

Laverne

Se cruzan las miradas en un bar,
la arrechidad nica te mira con descaro,
te golpea con sinceridad irreverente,
como un disparo falso,
te explotan las ganas
de conversar milenios,
de tocar sus limites,
de poner la preguntas
bajo las sabanas
mientras se intercambian
los fluidos de la conversa,
mientras se llega al clímax
de la fraternidad internacionalista,
y luego,
desnudos en la borrachera,
los brazos se cruzan,
se duerme como descansando
de la pólvora quemada,
como cansados de una batalla,
como saliendo de un tranque contra la tiranía.