Otra fiesta junto a la galaxia

Laverne

Yo como en posición de una finta,
tengo un paréntesis en medio,
te siento, como quien ve una flor
con el rabito del alma, ¿sin amor?:
fue a través del brillo de pupilas ajenas, que vi el rubor.
 
Según me dice mi amiga conspiradora,
la especialista de la vida de generadora,
existe un flujo hacia lo imposible desde tu toma,
desde tu gloriosa manera de producir una mirada reveladora.
 
Me lo dijo de una forma que se pudiera continuar con la situación de drama.
 
No sabía como introducir una escusa para abrir las flores de tu alma.
 
Vos me enseñaste un pedazo de futuro, yo lo sentí así, lo aseguro desde este conjuro.
 
Y luego, yo esperando el momento en donde
la aguja del reloj se salta el chance del aplazamiento,
el siguiente movimiento fue un griterío sin trueno,
solo una suave lluvia de sereno, y mi cáscara sin relleno,
y el pobre se imagina que tiene en su seno,
una diosa anarquista de ensueño.
 
Y pasó el tiempo de la gloria y de la pena, y vos siempre ajena.
 
Sentí un pedazo de lana que me daba un telegrama, ¿sin alma?:
¿será solo simple musculo contingente?,
¿será solo un plan desde tu mente?,
¿será solo el alcohol en tu torrente?
 
Todas y ninguna. Idea-negación-extrañamiento-reapropación-acción, ¿o solo negación?
 
Nunca lo sabré, o al menos, solo lo olvidaré.
 
Luego caminé junto a tu sombra, y cuando giré lejos del tren pensé en las señales de antaño.
 
Imaginé al tren lleno pero vos ibas sola sentada junto al mercado,
y pensé en la melodía de aquél día, ayer, cuando se pensó el pecado:
y pensé en tirarte los datos, viajar con vos por los tejados…
 
Y no se tomó la mano, sino que se creó otra situación:
¿crisis o experiencia abismal?,
¿dialéctica o solo tu vida de mal?,
¿la misa, o la acción anticlerical?
 
Nunca lo sabré, o al menos, solo lo olvidaré.