Cuando simplemente quiero tocar el cielo,
una muralla invisible aleja mi mano
de tu olor de luciérnagas nocturnas.
Aquella noche supe quererte para siempre.
Te tenía en una emboscada novelesca.
La única diferencia era que podía sentir
un amor verdadero, preciosa.
Te imagino de lado en tu inocencia
más nocturna, riéndote de tus peores temores.
Yo estoy en el planeta tierra
intentando ser congruente con mis pensamientos,
mientras mi cuerpo ausente
trata de tocarte en mis sueños.
Como por ejemplo, intento esculpir un odio
legítimo a la injusticia.
[Yo tengo un recuerdo gráfico en mis espalda]
Para mi, vos eres un cielo helado
en el infierno de mi angustia.
Es decir, te tengo metida en la alarma
anti-incendios de mis rebeldías
más puras.
Eres un vaso en el desierto que refresca
el espíritu de la verdadera humanidad:
ser hermanos galácticos.
[del mundo entero]
9 de junio 2012 (serie Habana)