Yo he traído ahora el caso
porque lo oí a un viejo cuque
Carlos Pezoa Véliz
Cómo estás. Tanto tiempo sin vernos. Qué es de tu
muerte
Bien gracias hermano hermano
Invitado al banquete de la vida. Maniquí de hierba.
Carlitos tomando pisco
e imaginando perfectos círculos
de mariguana de cáñamo cordillerano
virgen improbable:
Invitado al banquete de la vida
o sea al de los ferrocarriles, las ocho horas
(en ese tiempo eran más de once)
las calles, los árboles frutales, la poesía:
invitado a todo pero en pedacitos
uno por uno conchetumare violento
el rostro lleno de sémola
Carlitos estremecido naonato
te ame
Spleen vete de aquí vete.
Si esto es una fiesta no me eche señor garzón
y deme pisco por favor
para que Nick Guzmán diga después que a mi
alrededor
hip
sonaron los tambores magistrales de Rubén y la
adjetivación
llena de onomatopeyas de Pedro Antonio Gonzales
Para que diga que me engañaron
que me metieron a la fuerza
en un brindis byroniano
(Cositas como Invitado al banquete de la vida,
vengo a brindar, de vuestro gozo en medio,
al levantar la copa del suicida,
llena hasta el borde de espantoso tedio me colman
el espíritu clasemediero bajo)
Mejor me voy a Valparaíso a trabajar
A mirar el mar en la tarde
Me voy precedido de palomas
Esta actitud se nos puso sospechosa
Esta vida esta hora
Evoluciona mi poesía.
Bueno, en la autopista del subdesarrollo, puaj, ve cómo
pasan
deportivos a 90 por hora, la gente risueña
como en una película
como si fuera la dorada California y no Chile
húmedo y gris
Entonces mochilero errante necesitas inscribirte en el
partido
porque los tiempos son duros para andar sin espalda.
Necesitas una compañera, una casa, una máquina
de escribir, un trabajo.
Ayúdanos a hacer la Revolución:
No puedo,
voy a Valparaíso,
voy a ser víctima del terremoto de Valparaíso.
Entienda.
Voy a quedar inválido.
Voy a morir.
Y Nicanor Parra será el antipoeta, no yo.
1907: masacraron en el norte a los obreros del salitre:
no me estoy disculpando.
Deme un pisco por favor.
Deme un pisco negro.
Mi niña es una golondrina, una golondrina
no hace verano,
cuántas mitades de genios chilenos
se nos quedaron en las manos,
ah patria de amargos pajeros.
Deme un pisco por favor.
Pasa un auto blanco. De adentro miran rápidamente
a Pezoa Véliz que está afuera.
Carlitos piensa en los peces de los muelles de Valparaíso
Va a temblar —¿Cómo vivirán esos diablos pescados?
Carlitos en todos los idiomas
¿Cómo son esos pescados negros?
Roberto Bolaños, “Poemas dispersos”, en Poesía Reunida (New York: Penguin Random House Grupo Editorial, 2018), 499-501.