Despiche épico para un jalón de blanco

Laverne

                                    ubicado virtualmente junto al muelle
                                    de Puntarenas donde bajan almas y gritos
 
La arena, de todos los lugares
se pierde en la inmensidad
                          de su realidad compartida,
las lágrimas de lo imposible
                escuchan una música que duele,
(supuestamente, solo en ciertos momentos...)
que hace pensar en los antepasados,
en los abuelos humillados que sonríen
                                      de todas maneras
                          ante lo injusto de existir en puertos solitarios,
en las mesas llenas de botellas vacías y marineros...
 
la mirada perdida del obrero cansado,
la que vi todas las tardes de abril en los barcos,
cuando estaba simplemente vivo y atento,
la vista nostálgica de lo que pudo ser,
la de la rutina del dramaturgo cansado,
la de poeta, o del suicida falso,
quiere creer en lo que no existe:
los vidrios abiertos para mí
transparentes como la mentira.
 
la vida,
los puntos infinitos entre A y B,
fragmentada, sufrida,
la de los mares fríos que todos pierden,
la que llora ríos por la sonrisa del olvido,
y la música que baila sin sonido y ritmo,
como una puñalada en el recuerdo del músico,
me hace pensar
              en los barrios del Sur,
donde te puse como una hermana
                                          en la piedra,
como si fuera la compa de la culpa
                    que adelanta los balazos
                        de todas las borracheras
                            donde todos caen y mueren...
 
 
Ella ahora nada en mi piel,
y te perdono por ser, y vivir,
pero este mundo que quiere olvidarte
      me ha dado los dados que siempre pierden
        para repetir en la miseria cuando Saprissa gana.
 
No es que quiera hacer dramas con tus imágenes,
es que no puedo con la memoria que parece gloriosa,
no puedo con la encarnación de cuentos fantásticos,
no puedo sin los versos que nunca se declamaron
                                                  y que quieren gritar,
no puedo más….
No puedo… llorar los ríos para el que no tiene corazón
                                                        y tiene los grillos controlados.
 
 
La piel como si fuera la de un puñal asesino,
me hace gritar en las lágrimas,
en las crisis del alcohol que insiste,
y los compas que resisten,
ahí,
ahí camina el cuerpo alegre de un violín,
la una voz que adora a los vidrios mudos,
que rompen los lados del mar
sin el recuerdo de la Habana del calor y el ron,
ahí,
ahí estás hoy,
sin Dios ni palabra,
pero con los labios listos
                        para disparar.
 
 
No tienes corazón azul.
No tienes mis dolores….
No tienes lo insostenible,
lo banal, lo que no ama.
 
No tienes el todo infinito.
 
¿No te vuelvo al mar?
Piérdete a tomar.
¿No te vuelvo, y rodar?
No sé…
 
Tu piel no tiene la culpa,
ni tu adiós…
 
La sirena que nada en mi piel
me ha salvado del ayer,
me ha consumado en los sonidos…
 
eres voz ahora.
 
Este mundo ya giró,
y te tocó perder...me….
 
Entre la arena nada importa más
que la alegría de llorar lo imposible….
 
La alegría de ser una cintura
que se niega a virar hacia los tufos de Neruda,
hacia lo meloso y fácil de decir y sufrir en el amor,
hacia el adiós y el perdón del sueño hipócrita
de un falso verso, de un falso poeta...
 
La caja luego del tiempo miserable,
ve como se ha puesto en mí, la esperanza,
pero todo se basa en secuencia de la frágil memoranza,
entre los gritos y el culo pelado del hermano y el gato negro,
que amo y odia, y la mala suerte de lo que no se espera...
 
Llega cansado y quiere dormir todos los domingos rojos.
Es claro que ya superó la lírica estúpida de los cubanos stalinistas….
Pero las calles y los gritos y el calor y el ron barato….
En eso nadie puede jugar a un falso cristo caribeño, NADIE.
 
Quisiera ser la flor que no existe
y navegar en todos tus mares de preguntas,
y decirles CHAO, NO ENTIENDO.
 
Luego tomar la mano y brindar por vos,
por tu valentía de ser luna en la niebla,
pero yo tengo el olor de la felicidad migratoria,
y siento morir en el éxtasis de la memoria.
 
Sí. Soy y fui yo el de ayer, cuando tenía sed.
Fui yo, y lo acepto.
Sigo teniendo sed pero ahora con música.
Cómo quisiera lanzarme al olvido….
No puedo y nadie se muere.
 
Como si el polvo fuera cerebro descansando,
como si fuera posible delegar la verdad en la imaginación,
pero el barco salió y no volvió,
y yo sin el miedo por el alcohol…
 
 
Ahora mis pedazos caen con consciencia,
como si la carne se pudiera podrir y ver reclamos,
como un falso poeta, como el puto Neruda…
 
 
Entre mi consciencia venidera y mi falso grito,
estoy imaginando como estas ahí como un cisne verde.
 
Rio en los ríos de odio.
Entre los gusanos saltarines
del perdón.
Río y lloro.
 
Espero tu grito profundo que me llame la atención.
 
Espero como la muerte de un pez en la red del amor.
 
Ahí estoy oscuro y pensativo entre la arena y tu voz.
 
Pero no puedo… siento que muero…. entre A y B,
En los lugares infinitos del falso infinito,
ahí estoy abrazándome con el idealismo feo de un lirio.
 
Ahí estoy, y vos no fumás más.