Mientras paseo
con este peso de mis cincuenta años
en el corazón,
mientras paseo por esta Costa Rica,
patria mía,
en el Salvador
matan a un niño.
Cae el asfalto
o en la tierra del monte
con las dos manitas extendidas
mientras paseo
por esta Costa Rica,
que dice estar callada
en medio de la muerte.
Y aun si callara.
¿a quién sirve el silencio?
hablar y discutir,
sí
¿Pero la acción, la acción?
¿Es que ha de aparecer
el pedazo de pan
sobre la mesa
a punta de palabras,
con solo repetir:
aparece, aparece
pan hijo de tu madre?
¿Es que se puede
hacer la historia
solo con las ideas?
Alguien oirá,
alguien oirá si grito,
alguien leerá
estos versos.
Los trotskistas
hablan con la pared
y al fin alguien se para a ver qué pasa
y ya tienen un público.
Y los evangelistas,
hablan en las esquinas
hasta que se les caen
los dientes,
y alguien oye,
alguien oye.
Soy como los ancianos de Tebas
que no podían ya
tomar las armas,
pero se subían a los muros
de la ciudad
y desde allí
daban consejos y valor
a los combatientes,
exponiéndose así,
ellos también,
a que las flechas
les dieran en el pecho.
Virginia Grütter, Cantos de cuna y de batalla (San José: Editorial de la Universidad de Costa Rica, 1994), 10-3.