El balcón de los gritos

Laverne

Los líos suena como una tumba que no descansa entre lirios,
se ven como una mancha en el alma de la muerte,
como candados del tiempo y el olvido
     de conversaciones sobre la revolución.
 
En el día de aquellos  gritos,
cuando las mayas de la tierra nos llevaron,
cuando el amanecer de la ciudad  de la muerte
                                          nos vio nacer en el tiempo,
y vio unos pies colgando de un balcón,
y las botellas, y la esperanza,
con frío en las ganas de luchar por otro día de gritos,
ahí inició el tiempo para el olvido de la fuerza de los ojos,
y los deseos en el tiempo correcto de otro universo,
donde estoy tomando la siesta en la cima de la rutina,
sin ver atrás, sin recordar lo nunca sucedido,
el tiempo que nunca existió pero que atormenta
esta carne que continúa en el camino de las células y la frustración,
esperando, otra vez, la ciudad de la muerte,
y la consumación de los deseos en aquel balcón.