Escena y Plantón frente a la Asamblea

Ave Asán

Se observa por el canal siete o nueve
una caravana 
                    (indispuesta)
de criaturas modestas del dinero de sus padres,
que frente a la Asamblea
dibujan confites de adioses y gritos. 
Se han destinado estas acciones para acurrucar todas las noches
al niñito pequeño de una policía sin nombre.
 
Más adelante, 
con el devenir de la tarde,
un par de poetas rotos 
trenzan sobre a la Asamblea 
sus piruetas hechas libros.
Se considera que este acto, así de simple,
podrá, con mezquindad,
otorgar  respuestas a los analfabetos políticos. 
 
Unos vendedores ambulantes intentan,
aprovechando la escena, 
ofrecer unos cuantos productos que amparen las frentes de las criaturas modestas. 
Se les denomina a los vendedores
analfabetas políticos antes mencionados
por asistir al evento, pero sin fines sociales
que ayuden al verdadero pueblo 
                                              dibujado en panfletos
porque no entienden la causa
y quizá no odien a los que estén dentro de la Asamblea
y no comprendan el hambre.
Se toma la decisión de no comprarles nada
¡Traidores!
 
Luego se observa una hilera de taxis
sin taxistas por dentro:
Los han obligado, sin preguntarles,              
                                                porque sus manos solo están hechas para dibujar las calles,
a quemar llantas frente a la asamblea, también. 
Esto, definitivamente, 
                                no alimenta ni al niñito pequeño de una policía sin nombre, 
                                y tampoco estos taxistas les compran a los analfabetos políticos.
No tienen aún nada en los bolsillos.  
 
Delante del humarascal de las llantas
con la hilera infinita de taxis vacíos
que dibuja una ciudad desierta de peces, 
Los autoproclamados brindan oportunidad a los que consideran que llevan por estandarte 
un discurso capaz de atravesar los muros de la Asamblea
y los corazones desconsolados de televidentes que no se pierden los reportajes vespertinos
y les prestan las bocinas y parlantes
con stickers del Ché o algo por el estilo. 
Escupen unos cuantos hemistiquios 
o citas textuales, 
porque
probablemente han asistido a la universidad,
o tienen en casa una biblioteca 
una colección de textos revolucionarios, 
IN-CRE-Í-BLES
En orden alfabético o según país, región, clase social, línea de pensamiento, género, bar al que asistió quien haya escrito el libro, incluyendo el tipo de cerveza que haya consumido,
pero no entienden qué pasa, 
ni por qué hay hileras de taxis
o dos poetas como gorriones encima de sus cabezas.
Ven a al niñito de una policía sin nombre llorar, 
pero es hijo de una policía, entonces, qué importa.
También ven a los analfabetas políticos,
                                           que, evidentemente, no se mezclan con la política
pero, como es así la cosa
no tendrán derecho
una vez que los diputados y el presidente salgan de la Asamblea.
“Si no llora, no mama”. 
Alaban a la Anarquía
el tumulto
el calor de la hoguera
la necesidad de quemar nuevos herejes
Ojo por ojo diente por diente.
 
Cuando dan las cinco
el de la bocina, los poetas y el orador piden un Uber.
Llegan a casa y con tranquilidad
prenden la compu para constatar 
la colección de likes 
de su colección de marchas infinitas
una foto con fuegos artificiales y polvo de hadas. 
 
Los taxistas, 
los vendedores,
una policía sin nombre y su respectivo niño
y también los guardas de la Asamblea
limpian las calles de neumáticos y discursos. 
 
El presi y los diputados nunca estuvieron en la Asamblea.