Largos pájaros blancos en su mano enguantada
de nombres cabales y dobles hojas de miel.
Su peluca de algas, su cintura enastada.
Su ausencia: desfile de un blanco de papel.
Se ha ido, su presencia, un silbido,
le anuncia por los aires quemados.
En la sombra, lenta mana su latido.
En el sueño, define sus muslos enjaulados.
Oh qué zumbido se posa en mis oídos algodonados
cuando nos golpean sus nieves invitadas
a la pleamar hinchada de peces mantecados.
Rompiéronla sin frío, extendidas dos nalgadas
entre Preciosa y su lebrel. Es el sueño, cansados
se tienden al agredir doncellas despreciadas.
José Lezama Lima, "Enemigo Rumor (1941)" en Poesía completa (Madrid: Sexto Piso, 2016), 85-6.