El frío ya había hecho algo,
los solares desconsolados estaban ahí,
latentes,
entre todas las ruinas viejas.
Estaba yo pensando cosas simples:
ojos, credos, chanchos-borrachos,
momentos insonoros del pensar,
alabanzas a la mierda,
desmadres viejos, grillos,
grifos y muecas, luego el trago.
Todos juntos, y yo solo sentado ahí,
besando solo la nostalgia y muriendo
por fuera del frio en ese bar.
Cuando llegué a la ciudad
de los grandes barrios,
–con todos mis amigos –
estaba despierto y solo…
por la lucha de chances,
(clases)
sentado muerto con los topos,
viendo pasar un tren inca(do),
caminé en todos los espacios
sin camino,
corrí todas las puertas
infinitas de los libros antiguos
y no encontré nada.
Pensé:
ya es muy tarde...
vi los fajos infinitos de la
inflación venezolana
en un bus en Lima,
y pensé,
“ahora me tocó perder(me)”.
En los aviones,
borrado de mí,
escribí sobre nubes,
(es obvio)
vi ángeles jugar
en la espuma
y creí en la organización
y sonreí como un loco(motor).
Yo estoy aquí,
–pensé–
estorbando en la hipocresía
del tico,
esperando-tomar-el-té,
(te)
con la furia musical,
gritando en el silencio
de un poeta vencido.
Los mares comieron
más años y el tiempo
se sentó a esperar
desesperado.
En el congreso reviví en una furia
que duró exactamente 37 años.
Luego de la furia,
la admiración y el perdón,
mis amigos los grillos,
(fos)
lloran los ríos secos del alma
y la lluvia de octubre
hace temblar a los gérmenes
y las bacterias
que me atormentan
en lo invisible.
Me volví verde con el
agua de mis ríos subterráneos.
Los manantiales salen
en medio de la tristeza entera,
y me volví loco
mucho-mucho en la Calí.
(muchísimo)
Me volví amigo de varios centinelas...
Me salvó Rimbaud, Parra y la Odio…
(en todos los sentidos)
Eunice no tiene amigos
más que en los sueños...
(y yo tampoco)
Salí solo con el recuerdo
de sus gritos y volví la noche
entera en una enferma conspiración
de deseos.
Saqué mis animales a pasear
en Área City,
(donde está el poeta
del conejo maldito)
Temí caer en la misma bicicleta,
pero esa noche
no había espacio para perder
en discusiones
contra el Estado Benefactor.
(eufemismo)
Me dormí en los laureles
de la puta conspiración.
Morí y seguía bailando
en la resurrección que consolaron
los vasos malditos.
(pasos)
En la censura de la recuperación,
consumí todos mis cartuchos,
inútilmente,
los centinelas me habían atrapado y
sufrí la tortura….
Tenía los ojos colgando
de las falsas esperanzas,
el viendo hacia vacilar
la mirada de un lado
(paranoide)
para el otro
Volar al frente la frente,
pero los ríos rojos,
solo calan de mi cara
con la mente
donde tomé
el veneno
vencido.
Vi la traición esconderse
a lo largo tras el árbol
falso de las miradas
perdidas.
Salieron corriendo
como gatos traicioneros.
Estuve nadando en tubos
de hielo,
soñando los vasos de la derrota.
La noche larga acabó
durmiéndose en lo inevitable,
del fin,
en la palabra que descansa en lo profundo
de una caja al fondo de la imaginación
que se esconde detrás
de la subconsciencia
de la falsa derrota.
Nadando en el inframundo,
reviviendo en las tinieblas
del oscuro mar que nos vio nacer...
En el sobre de inmensas placentas
llenas de maleantes,
en el miedo que da todos los muertos
en asaltos en San José,
caminé hasta mi morada,
en los caseríos de otra ciudad
que cae en pedazos,
pensando en los huesos
congelados de nuestros amigos
los muertos.