La silla vacía

Laverne

Si mirando el campo que había encontrado el vacio pleno,
tenía que tocar el fuego, no por el peligro de tus palabras,
las de aquel baño frío de costumbres,
donde te había visto en mis sueños,
tratando de liberar las cadenas del mundo oscuro
de nuestros pasados,
desde la distancia de sus frutos,
pero el año aparece como en clave posible,
al enigma del dolor y soledad.
 
Los gritos tienen más sentido en tu mirada desinteresada,
hoy he comprendido que lo azul del fondo de las imágenes,
es solo un escaño estático
que lo que valía era el asombro,
ese permanente contraste
de lograba amarrar la gloriosa neutralidad.