Fría ciudad duerme en mi soledad.
El jardín está a reventar.
En la mañanas repetidas,
no veo la conspiración
de los bosques.
Pero con una perspectiva amplia
o bien, una colección de fotos
temporales sobre los mismos lugares,
veo como vas rebasando las aceras.
Las verjas de las casas
son violadas diariamente
por tus amapolas.
Bosque furioso, destruyes,
lentamente,
en nombre de los masacrados,
las entrañas estúpidas
del centro-ciudad.
Pero te ves glorioso árbol gigante.
Pareces un cono gigante con pecas.
En el fondo tus amigos corren
por la alameda, con un verde
glorioso que oculta estas
horribles pieles grises.
Ni los sudores permanentes
de máquinas egoístas,
de un solo pasajero,
ni los pies del obrero,
nada, absorbes todo y
creces increíblemente
en estas condiciones.
Nos abrazas con amor,
destruyes estas cárceles
donde consumimos nuestras vidas.
Seguí creciendo en la oscuridad,
engañando a los ricos,
y dándonos sombra.
Seguí, por favor, destruyendo edificios y rejas.