A propósito del carácter contemplativo de tus manos al deshojar los helechos
He pensado, no sin lucidez,
en los hilos de las guadañas
y también
—no muy de vez en cuando
y con un bordón como lengua—
en tus hielos.
Es cierto que por ahí voy rodando
como coqueta castración de páginas o desfiles de silencios,
que caigo en picada
en forma de incendios con nudos en los espejos.
Me ha sido imposible no vaciar estos pájaros y desiertos
sobre valles con estructuras de terciopelo
¿Y qué de la soltura inactiva del cabello?
Que muerda los pasos de epístolas
Todo esto solo por tus manos y la contemplación de los helechos.