Para subir al Jomalú (América Central)

Helio Gallardo

El Jomalú es una planta alta
situada más allá del Hotel Comerciante.
Para llegar al Jomalú desde el oriente
 es necesario bajar por la Avenida Cinco
luego entrar hacia la izquierda en Calle Diez
no hay portones ni rampas
para bajar hasta la altura del Jomalú
nadie la divisa está escondida detrás de una enorme embocadura
desde donde asoman extremos de gigantescas papayas
y frutas descompuestas bajo el sol de mediodía.
Siempre es mediodía para bajar al Jomalú
no se le ve oculto como está por un edificio
sin letrero que diga
se atiende las 24 horas no existe cambio de horario
podría decir no se hacen preguntas ya entendemos
son quince escalones y en cada uno se ennegrecen residuos de frutas
las cáscaras sus semillas todavía algún ácido
el corazón de una anona arratonada
las costras semejan cucarachas en el caliente juego de las luces.
La Calle Diez resulta inevitable
aunque ingreses por el norte subiendo y luego bajando
para volver a subir no se ve ningún pájaro
la vista recorre sin encontrarlos la memoria los falla
reitera imágenes de bares ¿es el sol? en las esquinas esfumadas
el sol se abre asimismo desde pavimentos rotos
los hangares las casas los parqueos La Plaza la Academia de Billares
el espacio donde una vez estuvo un cartel de Alka Seltzer
tropiezas con un anciano desgarra restos de pan en la calle
es apenas un indicio ya no lo divisas todo queda atrás mientras subes
hasta sumergirte en el Jomalú frente al Senador otro bar
coronado por el Hotel Miami carretones desolados mujeres sin edad
retornando una y otra vez bajo el sol nunca llegarán dice un cartel rojo y roto
ya hundido bajo el cuerpo de otra mujer y otra
en la Pescadería Mar del Plata.
No hay sombras entre los escombros de guineos ninguna duda
cruza los ojos de las aves de corral en sus jaulas
más allá y más acá del Matadero
hay unas escasez de moscas pese a las ruinas. Es el silencio.
Nada logra desplazar el cansancio de la memoria
apremiada por una venta de oro y una relojería
la subcomisaría caseta número once no estacionar al frente al portón rótulo
Bar y Restaurante Meylin alitas caderas dos mil el medio kilo
si pudieran transpirarían deseos neutralizados
piel ya reseca refrigerada o muerta.
Si logras arrimarte al Jomalú la entrada está abierta
es un boquete te conduce hacia arriba
peldaño a peldaño empeño infinito y vano
te obligas a treparlos ¿qué has dejado atrás? ¿qué te persigue?
En las piezas del Jomalú no hay ventanas ni te las imaginas
las paredes amarillas se apoderan de tus ojos
si te acostumbras lees violentamente de quienes en algún momento residieron
hicieron el camino desde Calle Ocho ¡cuántos números!
El Bar el Troce añañucas desgarradas y muertas osamentas de granadilla
carambolas tercamente inmóviles para que nadie las mire nadie las mira
estarían agotados aunque lloviera viniendo desde el Norte
resulta bochornoso venir desde el norte te exigen limosnas
mujeres ya sin dientes te piden sexo a cambio de tu epidermis
tú entregas monedas y te quedas sin espíritu
ellas van subiéndose descompuestos vestidos las sucias risas
no es bueno acercarse al Jomalú desde el Norte.
No es posible llegar al Jomalú desde el Sur de allí vienen todos
sin papeles y cuando se les pregunta nadie escucha la respuesta
la respuesta es un tarjeta de crédito dicen los oficiales
y te abren paso tú vienes desde el Sur o sea de ninguna parte.
El Jomalú lugar desierto se abre hacia adelante y abajo te recluye
tiene un olor dorado paredes amarillas y quietas aguas rojas
puedes leer leyendas los cantos ¿alguien canta?
¿Carmen Lyra? ¿García Monge? ¿La Chavela? ¿Violeta Parra?
Derruido un poster dice nada sus mensajes se han desperdigado
si alguien cantó en el Jomalú estás perdido.
Por fin diviso a alguno ¿quién alcanza a quién? Estás perdido.
Nadie ha escapado nunca del Jomalú.
El sol ciega y atrapa
desde los ojos y atiesa los hombros
de este modo no es posible ya dar un paso
fuera de sus circuito.
Miramos figuras clavadas
y con los administrados ojos muertos fijos
a la espera de la noche mientras sudan.
Estamos aquí
una gran familia en la que ninguno se reconoce
¡arribamos desde tantos distintos lugares!
las empotradas pupilas muy abiertas
por los que penetra poco a poco pero intensamente la muerte.
El Jomalú jamás se reitera. Placa enemiga sólidamente estable
hiriente eructo hacia adentro ardiente plátano muerto
el sofocante eructo repite repite dice "Ya, deja de soñar, hermano, vamos".
 
"Para subir al Jomalú"