Para Berta García Faet
(mae sí otro, ¿y?)
He vuelto remando a la mutación
de ser un falso novio compañero-casi-peruano,
para que la poeta, de regalo, me tire
un verso que sirva como pretexto
a la elección-errección de tu mano obsesionada
con la evolución-revolución,
o bien, con un cuerpo humano,
que brisa la lengua en artificios de mago:
¿sabes que las palabras no se borran
una vez que nace el final de un poeta?
(por la impresión del cuerpo ahumado)
(por la sintética armonía del silencio funebral
en el último gesto del amado)
(¿neo-falsa-niña?)
Sé que no eres una españoleteciana
que invita a la obsesión de contar correos malos,
(y luego escribir poemas pegajosos y correr)
solo-lees-los-espacios-en-blanco-y-disparas-un-te-veo-para-coger
Escuché en tu último regaño
que tuviste un orgasmo de pie
ejercitando la gimnástica-dinastía
de ser para los poemas raros.
(te excita el acento cubano-peruano)
(post-falsa-mina)
Sos un Bertana que escucha los críos
en palabras inventadas,
te obsesionan las ganas de llorar sintáticamente
en la tina de un estrecho dudoso-pinolero-morboso
(insertar mítica imagen de canal interoceánico, todo quebrado)
donde se sientan las paces a jugar a la guerra-mía
para leer llamadas nocturnas con acento-puritano
(o del centro-sur-mesoamericano)
desde la cueva oscura de un ayunai emigrante-recalcitrante
en ríos de remesas de un amante
cobarde huirdor-de-policía-migrante
(neo-amiga-casi-niña)
me causa dolor ajeno la contradicción
de leerte los dedos de tus manos
en el producto de versos-besos-locos
río-lluevo-en-el-arroyo-de-tus-prados
y los peces de tu color rojo-español,
bailan en la incógnita de tu amado-raro,
deja al neo-niño-sudamericano,
en el próximo poema,
para sentir los lazos latinoamericano
de tu fántastica-sintáctica centroamericana.
(neo-niña)