Apuntes del hombre desesperado

Serafín Delmar

De repente — tú estabas disuelta en el sol
como una promesa de mi esperanza escrita
en el camino de una estrella rodada al mar.
 
Dulce vagabunda — de tu voz sumergida
en el viento, nació cantando la isla donde
izamos la última onda del día.
 
Sujetado por las tardes, la ciudad nos ladra
desde el frente — y mirando el horizonte,
brincaron los hombres que hicieron el mar triste,
tan triste que quema el viento salado de
la soledad.
 
Silban a bordo en nuestras pipas los mástiles
embanderados de cielo.
 
¡Oh, este mar proletario
que quisiera enredarnos en un grito!
 
Sembradora de estrellas en la alta noche —
cavando un gesto revolucionario, encontré
tu sonrisa floreada de magueyes, ensartando
palabras maternas que tienen olor a campo.
 
En el puerto — ¡oh, los puertos! —
¡cuantos hombres quisieran irse para siempre!
te vi resuelta a no pisar la costa —
la vida esta en el mar - me dijiste —
¡viva el mar!
 
En los pasos de la noche la luna escribía
la hora arrollada por los pájaros que cantan
amapolas de agua entre mis brazos floreo
tu nombre moreno — ruralista compañera que
cuelgas en el jardín de tu alegría, el letrero
de esta palabra hecha de: Revolución.
 
 
Serafín Delmar, El Hombre de Estos Años (México D.F.: Ediciones de la Alianza Popular Revolucionaria Americana, 1929), 33-4.