Hojas revolotean en la arena,
creo que caminan hacia el deseo,
yo solo quiero decadencia,
aunque ahora que lo pienso
me gusta el olor a dormido-acompañado,
en especial si el tipo caído alguna vez lamió
tus pestañas internas
(por ahí cerquita del monte de venus).
Quiero mecanizar mis mañanas
y volverte a cocinar los mismos azules,
(luego de la lucha)
demostrarte mis calamidades de resorte,
y que no importe si aún no culminas,
esas horas están por llover.
Quiero,
sobretodo,
tomarte un té de la desesperanza,
sentarte en medio de un puente a llorar
amigos ausentes por la veracidad,
luego,
llamarte al loquero de amigos panderetas
para contarle un chiste al revés
y robarle la cuenta y el tiempo,
luego,
vos,
llamale al final del próximo orgasmo,
y gritale un salmo,
para ser solo amigos etílicos,
y si querés ganar,
volteale al derecho las esquinas de los libros
visitados por los dos,
para ganarle
en la próxima situación de conflicto,
algo así como esconderle la cédula falsa
a tu sobrina punk,
o comerse solo la mitad del plato,
para reír, estúpidamente, sobre la burguesía aristocrática,
o comprar discos malos de reggaeton,
para sentir las vibras de la enajenación
y un poco de desazón,
luego,
abrirte el alma a ti misma
para que los duendes buenos te ayuden
a pensar la próxima borrachera ✓
bacanal ✗ (confuso para este país)
argumentación (¿contra la nación?)
de tus musas internas (✓),
había llegado a esta errada
para escuchar como se rompen las luces
en la cena de tu próxima cara (✓).