¿Pero para qué me comparo con una flor,
si yo soy yo y la flor es la flor? Alberto Caeiro
Logré conectarme a través de una flor,
olí su pecado y quise matar,
luego,
escuché la lírica de su corazón
y decidí soñarte.
Insatisfecho,
resolví tomar el camino de la caída precipitada,
estabas atada de las mismas causas justas y limitadas,
yo solo veía tus bellas flores caer,
nuevamente,
en el terreno de la irremediable belleza.
Se logró abrir el enigma del olor de tus pétalos, mujer,
nacen para enamorar a las almas errantes
en un día de resaca recalcitrante.
También conocí
(no rodar el secreto)
También me dormí en la melodía
de la caída de tus murallas de espinas, mujer,
ahora te puedo tocar la piel como un colibrí
bajos los efectos de tu narcótico néctar,
consumes todos los colores para pintar,
en mi mente errante en tu jardín,
el paisaje de mil preguntas de verano:
¿cómo resolver tu olor?
¿cómo se batalla en la caída del misterio
de tu renovación?
¿cómo un simple dulce inacabado
carcome al tiempo de tu silencio?
¿cómo comprenderte en una imagen de un cuerpo
de mujer que descansa en su ministerio?