A las cuatro de la mañana, en verano,
el ensueño de amor aún perdura.
Bajo los bosques el alba evapora
el olor a fiesta de la noche.
Pero allá en el inmenso taller
vuelto hacia el sol de las Hespérides,
ya se aprestan, en mangas de camisa,
los carpinteros.
Tranquilos, en su desierto de musgo,
preparan los valiosos artesonados
bajo cuyos falsos cielos
reirán los ricos de la ciudad.
¡Ah!, por estos Obreros fascinantes,
súbditos de un rey de Babilonia,
olvídate, Venus, de los Amantes
y de su alma revestida de coronas.
¡Oh, Reina de los Pastores!
Lleva a los trabajadores el aguardiente
que pacificará sus fuerzas, mientras
aguardan el baño en la mar, al mediodía.
Rimbaud, Un Adelanto de Fin del Mundo (Barcelona: Penguin Random House Grupo Editorial, 2018), 29-30.