Los leo acostados en los recuerdos de bombas,
los carnosos deseos del infinito llorando cenizas,
las escusas bien fundadas ante la explosión sideral,
las ondas de los esfuerzos peinando en la brisa,
ojos, ríos y flores llorando y acumulando capitales,
los hechizos, y las mentiras, como simples burgueses,
riendo y gozando como el suicidio inverso de una especie,
los bajos mundos preguntándose, ¿por qué tanta mierda?
rechinando los dientes, con los parlantes y los tubos,
y las ideas de mañanas infinitas contra el cartón de la opresión,
los piedreros, duermen a la intemperie como siempre,
los líos y fríos del grillo muerto en la espalda
de todas la noches,
cantan como sangre seca en las venas
y espejos quebrados en el alma,
pero no acidan la contradicción,
y aplauden la putrefacción del capitalismo,
como simples grillos estalinistas.