(En algún lugar de Valencia)
acá el suelo está quieto
lo que permite cierta estabilidad,
la propiedad de una apacible
comodidad nos deja mostrar
como los secretos en el medio del mar
que nos aplaude la felicidad,
es como acariciar
una apacible comodidad de
una ciudad que no parece tener
un ser que mueva la necesidad
de multiplicarse sin matarte
la posible pasión que buscaré
en un San José que aún
no encuentra la llave de
no tirarse a la voluntad
de resolver al mundo en una o tres mil mañanas,
y ya quiero esperar el arribo
de amarte en un conjunto que
nos logre situarte en la posición
de quitarte la rutina sin
querer entrar en otra rima
fría de la renovación de tu situación,
y la mía…
que no quiere los momentos en donde resolvemos
con cantinas en un camino periférico
para no seguir nuestros primos atmosféricos,
así estoy,
sintiendo tus pájaros volar,
y solo escucho las alas que traman una partida hacia su necesidad,
todas simples comodidades
de seguir la rutina
de visitar los mismos sentidos
y los oídos ya no quieren amarar el
sentido de los caminos del habla
que nos entabla la vieja necesidad
de verte volar con nuevas alas
así estoy
en la pasión de verte en una rebeldía antigua
y sostenerte en los principios de la caída del Estado
(viejo noble principio que amago)
pero aún tienes un año que
no logra respetar la libertad, ni la fe
te vas cuando podés tener acceso a los viejos escritores
donde podés vivir tu rebeldía de barrio que compartimos porque
nacimos donde no nace el nuevo mundo pero, sí escucho
mudo cuando me hablas sin voz
otra vez,
donde existe un momento
atroz donde estás vos,
y no querés cambiar, al parecer,
y yo tampoco
por otro lado,
veo como la admiración de una idea te pone
una muralla vieja, como simples
iglesias inútiles en el centro de una ciudad que solo duerme cuando tiene frío
que no tiene ninguna sociedad humana
solo trozos de pasados ideales
y yo,
aunque sí veo el error de tu verdad
quiero abrazarte desde la trinchera de la solidaridad
y desde el campo común que compartimos,
aunque no queramos cambiar nuestros rumbos
estaremos al lado de un estadio, causa que dará
el sentido del nuevo amanecer
que estará en los ojos de nuestras hijas-hermanas
que no lograremos conocer,
así de sincero es nuestro trabajo
sin ambición ni producción a destajo
es nuestros atajo de clase que
no quiera lograr al estilo
de los jefecillos de un
club de vanidad que creen armar
es la solidaridad de un acumulación
de gritos de grillos en una
noche donde necesitas dormir para
trabajar en aprender a amar,
y sobretodo,
armar el filo de nuestros dichos que
nos despiertan como el osado reloj
de una mañana fría donde no estás,
aún desde aquel árbol de espinas que nos roza
la cara cuando caemos en las garras de la rutina
y sobretodo,
en la idea de continuar un camino
sin preguntas ni historias de solidaridad,
es romper con la comodidad de la vías
hacia la multiplicación absurda
es saber vivir juntos pero no con libros absurdos
de una superación efímera
es abrazar los árboles por las raíces
y vivir más seco,
pero fuerte en las bases...
así imagino cuando toco
tu cara que aún no toco
desde el alma de un deseo
de una noche
que no acaba hasta que muera