Los cuadros solitarios de la imaginación
son la esencia previa a la felicidad
de los pasos compartidos
(la vida de la satisfacción de las almas
partidas en lo que no necesita introducción)
es el momento de la resurrección
–cuando el esfuerzo pedalea en la vereda–
y el viento invita a fumar
en la imposibilidad que solo da la mar
Ahí está el inmenso infinito de todas las ideas,
ahí,
cuando nadie mira en los rincones, en la lejanía,
en los momentos cuando la desesperación
es solo cálida brisa perdida,
te miro y te pienso
simple y viva,
veo, nuevamente,
las preguntas, los ojos y los llantos
la historia vivida hoy corre en los senderos
de la descomposición,
aunque el anhelo une y siente,
—ya que la imaginación todo lo quiere en el conciente–
está la clara salida que da el zarpe con risa,
ahí,
cuando llegábamos a la situación “moral”,
(que no es la misma que la misa)
–en el lugar de las tesis compartidas–
–en los senderos–
–en los caminos mayéuticos y las pastillas–
–en la crítica a los Estados y las fronteras mordidas–
–en el dolor de las carnes fritas por el sol de la plusvalía–
imagino un cuadro con ojos tristes,
con gritos legítimos,
con labios riquísimos,
con ganas de postergar
los debates hasta que el sol
invite a olvidar,
invite a soñar
Valencia, 2019