El espíritu penetra por las raíces en la sabia del árbol,
el árbol azul inicia su llanto cuando las flores matan lo verde,
el ambiente general, hipócrita, ve solo belleza,
mientras la química de la combinación
renueva la piel,
y lo redime de los pecados de ayer,
se convierte en la concreción de la distribución cíclica,
en la manera en como se despiertan células nuevas
que incitan al árbol a caminar,
el poder parece infinito.
La ebullición tiene un límite histórico y material,
pero el árbol, en medio de la locura,
olvida su condición natural,
quiere realmente caminar.
Las raíces, en cada revolución interna,
penetran las aceras y las paredes,
crean túneles donde la conciencia
logra driblar los casas de los cerraderos,
se baña los pies en tremendos ríos
donde se renuevan las esperanzas,
mientras que la punta de su vida
reciben toneladas de químicos.
Cuando se sufre la renovación en los bosques,
el socialismo se abraza hasta la fusión de especies,
se convierten en las casas de sus primos mamíferos,
cuando llora la realidad,
hasta insertarse en el subsuelo,
tapan las almas de millones de seres vivos,
mientras se integran a la atmósfera en su renovación.
La selva de cemento es brutal.
Los naturales se aferran a la soledad viendo,
desde sus esquinas,
infinitos cambios en los semáforos,
sienten la tortura de una montaña de sonidos,
su piel se derrite hasta que el hollín
se inserta en sus venas como un virus fatal.
Por debajo de la tierra hay miles de brazos muertos y vivos
que sigue aferrados a sus antiguos lazos,
cuando en la renovación el abrazo va petrificando,
cada vez más,
la vieja relación,
destruyendo hasta el último átomo,
la soledad empieza deprimir la vida descompuesta
en el supramundo.
Cuando un compa se pierde en la desintegración,
las cenizas penetran en su sabia,
hasta que los gritos de su amigo
lleguen a los frutos transportados
por sus viejos amigos los pájaros,
–hacia nuevas esperanzas–
la alianza entre estos revolucionarios
garantiza que la vida será renovada algún día.
En los espacios donde se sufre de la corrosión del futuro,
nacen nuevas plantas,
mientras la lluvia bombardea
la creación hasta convertir
la nada en matorrales,
ahí es donde,
–en la bella sombra–
se esconde la revolución que integra en su sangre
los amigos caídos,
–hasta se puede oler en sus flores–
algunos dejan un sonido para que la pena
atormente la conciencia de humanos,
y los empuje a sentir una tristeza tan profunda,
que los obligue a caminar
hacia la destrucción del sistema actual
que se descompone en la tristeza.