C. M. R.

Ernesto Mejía Sánchez

                                    No eran tiempos felices aquéllos... En esos días llegó Carlos
                                   Martínez Rivas con una guitarra y muchos poemas en los
                                   bolsillos.
                                   OCTAVIO PAZ, "Destiempos de Blanca Varela", Puertas al
                                   Campo. 1967.
 
 
Entonces apareció C. M. R. con una guitarra
—dijo Octavio—
Apareció y desapareció —sin más—
dirán sus amigos
                          Sin dejar rastro —sus enemigos—
pues que los tuvo muchos —y verdaderos—
que lo son todos aquellos
ardidos por el resplandor
de la gracia o el desacato la misma cosa
                             Apareció con su guitarra
y desapareció sin ella
                           porque hasta la guitarra
le robaron y los poemas le bolsearon
—los pickpocket poca madres— sus amigos
los santos: los San Dimas y los Sandinos —los
que le decían          —Dí más            —Dinos más
Pero él se marchó delicado y pundonoroso
sólo porque dijeron que traía la guitarra
llena de ron.
                —Rómpelas en la madre —le dije yo
y él decente y fuerte como los gangsters
se los quedó viendo sin mirar y guardó silencio.
Et tout le rest
                  est silence —rest room— merde encore.
Aquí está su silencio / ya sin guitarra.
 
1969
 
 
Ernesto Mejía Sánchez, Recolección a mediodía (Managua: Editorial Nueva Nicaragua, 1985), 234-5.