Lisbon Revisited (1926)

Fernando Pessoa

Nada me ata a nada.
Quiero cincuenta cosas al mismo tiempo.
Anhelo con una angustia de hambre de carne
no sé bien que:
definidamente lo indefinido...
Duermo inquieto y vivo en un soñar inquieto
del que duerme inquieto, a medias soñando.
 
Me cerraron todas las puertas abstractas y necesarias.
Corrieron cortinas por dentro de todas las hipótesis que
    yo podría ver desde la calle.
No hay en el callejón en que me encuentro el número de
    la puerta que me dieron.
 
Desperté a la misma vida que me había adormecido.
Hasta mis ejércitos soñados sufrieron la derrota.
Hasta mis sueños se sintieron falsos al ser soñados.
Hasta la vida sólo deseada me harta, hasta esa vida...
 
Comprendo a intervalos inconexos;
escribo por lapsos de cansancios;
y un tedio hasta del tedio me arroja a la playa.
 
No sé qué destino o futuro compete a mi angustia sin
    timón;
no sé qué islas del Sur imposible me aguarda náufrago;
o que palmares de literatura me darán un verso al menos.
 
No, no sé esto, ni sé otra cosa, ni sé nada de nada...
y en el fondo de mi espíritu, donde sueño lo que soñé,
en los campos últimos del alma, donde recuerdo sin causa
(y el pasado es una niebla natural de lágrimas falsas),
en caminos y atajos de florestas lejanas
donde supuse mi ser,
huyen desmantelados, últimos restos
de la ilusión final,
mis ejércitos soñados, derrotados sin haberlo sido,
mis cohortes por existir, despedazadas en Dios.
 
Otra vez vuelvo a verte,
ciudad de mi infancia, pavorosamente perdida...
Ciudad triste y alegre, otra vez sueño aquí...
¿Yo? Pero, ¿soy yo el mismo que aquí viví y aquí he vuelto,
y aquí he vuelto a volver, y a volver,
y aquí de nuevo he vuelto a volver?
¿O somos todos los Yos con los que estuve aquí o estuvieron
una serie de cuentas-entes ensartadas en un hilo-memoria,
una serie de sueños de mí por alguien que hay fuera de mí?
 
Otra vez vuelvo a verte,
con el corazón más lejano, el alma menos mía.
 
Otra vez vuelvo a verte -Lisboa y Tajo y todo-,
transeúnte inútil de ti y de mí,
extranjero aquí, como en todas partes,
tan casual en la vida como en el alma,
fantasma errando por los salones del recuerdo,
con ruido de ratas y maderas que crujen
en el castillo maldito de tener que vivir...
 
Otra vez vuelvo a verte,
sombra que pasa a través de sombras, y brilla
un instante a una fúnebre luz desconocida,
y entra en la noche como se pierde la estela de un barco
en el agua que dejamos de oír...
 
Otra vez vuelvo a verte,
pero, ¡ay, a mí no vuelvo a verme!
Se ha roto el espejo mágico en el que volvía a verme idéntico,
y en cada fragmento fatídico veo sólo un trozo de mí;
¡un trozo de ti y de mí!...
 
 
Fernando Pessoa, "Álvaro de Campos" en Un corazón de nadie. Antología poética (1913-1935) (Barcelona: Galaxia Gutenberg, 2017), 431, 433, 435.