Los espíritus de los muertos

Edgar Allan Poe

I
 
Tu alma se hallará sola
entre ideas sombrías de la lápida gris;
nadie, de entre la gente, espiará
en tu hora de secreto.
 
II
 
Guarda silencio en esta soledad
que no es aislamiento, pues entonces
espíritus de muertos que estuvieron
en vida antes que tú, vuelven a estar
en muerte en torno a ti, y su voluntad
te va a eclipsar: tú, quédate tranquilo.
 
III
 
Aunque clara, la noche ha de cerrarse
y de sus altos tronos en el cielo
no mirar los astros hacia abajo
con luz como esperanza a los mortales dada;
pero sus rojos orbes, sin fulgor,
le van a parecer a tu fatiga
como ardores y fiebre
que a ti quisieran para siempre asirse.
 
IV
 
Ahora habrá pensamientos que no desterrarás
y visiones que nunca se desvanecerán;
de tu espíritu nunca más se irán,
cual se van de la hierba las gotas de rocío.
 
V
 
Está en calma la brisa —el aliento de Dios—
y sobre la colina la sombría
niebla —sombría, y sin embargo intacta—
es un símbolo y es una señal;
¡cómo sobre los árboles se cierne,
misterio de misterios!
 


 
Spirits of the dead
 
I
 
Thy soul shall find it itself alone
ʼMid dark thoughts of the gray tombstone—
Not one, of all the crowd, to pry
Into thine hour of secrecy:
 
II
 
Be silent in that solitude
       Which is not loneliness —for then
The spirits of the dead who stood
      In life before thee are again
In death around thee—and their will
Shall overshadow thee: be still.
 
III
 
The night—tho’ clear—shall frown—
And the stars shall look not down,
From their high thrones in the heaven,
With light like Hope to mortals given—
But their red orbs, without beam,
To thy weariness shall seem
As a burning and a fever
Which would cling to thee forever.
 
IV
 
Now are thoughts thou shalt not banish—
Now are visions n’er to vanish—
From thy spirit shall they pass
No more—like dew-drop from the grass.
 
V
 
The breeze—the breath of God—is still—
And the mist upon the hill
Shadowy—shadowy—yet unbroken,
Is a symbol and a token—
How it hangs upon the trees,
A mystery of mysteries!—
 
 
 
Edgar Allan Poe, Poesía completa (Madrid: Ediciones Hiperión, 2014), 38-41.