Largos y extensos ríos,
que caen sobre colinas de tristeza,
ojos negros sentados en raíces
muertas de viejos árboles,
curvas en la radiografía
de la escena de un bar.
Los santuarios de la lava
que cocinan el centro de la furia,
miran las colinas y los ríos
con la esperanza del frío.
La fotografía del pasado,
pegada en los cielos del amor,
empujando imágenes
de manantiales falsos,
mentiras inauditas
de momentos de gloria,
que viven como demonios
en las mentes perturbadas
por la pasión de los ríos.