Ser en sí, ser-para-otro

Laverne

                        Para F.W.D. H.
 
El infinito es finito,
el finito, infinito,
el ser es la nada,
la nada, el ser,
el cambio,
un tipo de devenir
              que cae luego
               de la superación
              en la desesperación.
  
 
Salgo caminando,
y la realidad
        me invade los límites
                       de mi cuerpo
y siento frío.
 
Todo me parece como una pintura
             que penetra por mis poros,
–y nadie quiere que lo vea así–
todo aparenta ser un lugar
                           inalcanzable, 
– dos polos apuestos bien definidos–
la pintura,
es decir,
la estética,
penetra por mis huesos y carcome
     la debilidad del pensamiento racional.
 
También, siento querer y vivir al mismo tiempo,
y no se compone la unidad de este instante
                                                              inmediato,
que además,
es idea de una nada,
la que me lleva a  aterrizar en las cabezas
                            de dos tipos del siglo XIX.
 
A continuación,
       me encarno en los cuerpos
                       de estos alemanes,
que discuten la estupidez del mundo
               divido en dos mitades opuestas.
 
Esto no significa que no existan
              burgueses y proletarios,
los dos son uno irreconciliable,
que lo llamamos “lucha de clases”.
 
La sensación de una masa de
         particulares que con miles
                 de realidades inmediatas,
se une con un mal “uno”,
un mal infinito,
un mal finito,
un mal burgués,
un mal obrero.
 
El infinito no nace de lo finito,
             sino que es producto de él.
 
La mala unidad,
–con adoctrinamiento–
es la seguridad inmediata
      de la pequeñaburguesía.
 
Estoy unido a la lucha de clases,
como un elemento que
          circula y encarna la nada,
viviendo los extremos absolutos
de las relaciones sociales
      en el capitalismo
            en decadencia
          y descomposición.
 
La piel se eriza, se mueve,
 hacia un mudo estadio,
   donde mueren células,
     y brotan nuevas en los límites.
 
La explicación de las células sobre
                             un río sin corazón,
el devenir, el cambio,
sigue la vía de la destrucción,
como un fantasmas que deambula
                          en la terrible noche,
me miro sin descanso,
sublevado,
en continua reflexión,
realización del ser-en-sí,
y el ser-en-lo-otro-que-sufre.
 
(¡suena a pura sofistería!)