A quiénes no perdieron nada porque nunca tuvieron

Carlos Martínez Rivas

Escribir sobre el Hambre,
no poesía de protesta sino de experiencia,
es difícil si no se pasa hambre.
 
«Escribir en tinieblas es un mester pesado»,
para Berceo.
Escribir sobre el hambre es ardua tarea
 
No para César Vallejo
que alguna vez rara sería puso dice
«sobre su mesa un pan tremendo».
 
Vallejo ve tremendo ese pan porque comérselo
—para Georgette su mujer y para él— era
quedarse otra vez sin pan: en
impotencia de pan hambre en potencia.
 
Claro, con una buena cámara, con una Leica,
puedes fotografiar el hambre.
Se puede dar un testimonio gráfico del hambre.
 
Niños de la India o de África,
que son sólo huesitos y panza.
 
Las panzas llenas de hambre de que hablaba
Leonel Rugama.
 
—«¡Qué triste es nuestra Rusia!»— le decía,
con lágrimas en sus mejillas atezadas,
Alexander Pushkin a Nikolai Gogol
cuando éste le leía en 1836
su manuscrito de «El inspector».
 
Un hombre con un mendrugo de pan seco
en Erythrea bajo los bombardeos.
Una niña atendida de emergencia en cirugía
de guerra, anestesiada, no dormida,
con sondas de hule en su naricita.
 
En Haití, durante el hambre
de 1975, un niño como tallado
en madera de tan escuálido;
y aquélla niña de Vietnam,
la que huye desnuda y quemada
por la carretera de asfalto.
 
Sin quehacer, sin domicilio, una abuela sin nietos
durmiendo en la abolida New York-Pennsylvania Station.
 
Gusanos intestinales —como las rosas
en el soneto de Elizabeth Barrett— colman el año:
uncinariasis oncocercosis salmonella kálazar...
Parásitos que cantan sólo para ciertas razas.
 
Y una pareja, marido y mujer, decrépitos,
fotografiados por la Agencia SIPA-PRESS,
«Gótico Tercer Mundo», con un fondo de desechos:
 
él, sin dientes; ella el ceño fruncido, adusto.
Pero tan unidos en su dignidad e infortunio
que hasta le da envidia a uno.
 
A lo que me refiero
cuando le puse título
a este escrito: A QUIENES NO PERDIERON
NADA PORQUE NUNCA TUVIERON.
 
 
Carlos Martínez Rivas, “Varia” en La insurrección solitaria y Varia (Madrid: Visor Libros, 2006), 152-4.