Carlos Martínez Rivas (1924, Guatemala - 1998, Nicaragua)


Amado y odiado casi en igual proporción, Carlos Martínez Rivas es sin duda una de las voces más personalísimas de la poesía nicaragüense y uno de los referentes más apreciados por los poetas posteriores e incluso entre sus coetáneos: Ernesto Cardenal sin ir más lejos ha señalado en alguna ocasión que Martínez Rivas es el mejor poeta de su generación –conformada por el propio Cardenal y Ernesto Mejía Sánchez–.
 
Nació en Guatemala en 1924, y desde niño mostró inclinación por la poesía. Martínez Rivas vivió en España desde finales de los años cuarenta, donde conectó con la vida más bohemia de la capital.
 
También vivió en Los Ángeles (EE. UU.), donde trabajó en la oficina de una agencia aduanera y desde donde volvió a España, ya a comienzos de los años sesenta, para ejercer un cargo diplomático. De allí se trasladó a Costa Rica y regresó a Nicaragua en 1977, donde vivió hasta su muerte, en 1998.
 
«Visionario y culterano, órfico y moderno, poeta surrealista y de lo cotidiano, metafísico y descarado, grave y lleno de sentido del humor, medidor de la palabra y entregado a un ritmo quebrado y complejo», según Guadalupe Grande, su obra, a pesar de ser una piedra de toque de la lírica latinoamericana, no ha sido demasiado difundida, en parte a causa del propio desprecio del autor por la publicación y difusión de la misma. Pero incluso después de su muerte se han dado circunstancias que mantienen a Martínez Rivas en un limbo de malditismo.
 
Sirva como ejemplo de las dificultades que se encuentra por el camino una buena difusión de su poesía los lamentables sucesos que en 2009 –a los once años de su fallecimiento– llevaron a que el diario español El País, que había anunciado la publicación de una antología de poemas de Martínez Rivas, dentro de una colección dirigida por José Manuel Caballero Bonald dedicada a los grandes poetas del siglo XX, optara por desistir de la idea.
 
El responsable de la colección encargó el prólogo del libro al escritor Sergio Ramírez, algo que no gustó al Gobierno nicaragüense presidido por Daniel Ortega debido a la posición crítica que el novelista y ex vicepresidente de la República mantiene sobre el mismo. Los derechos de autor de Carlos Martínez Rivas pertenecen al gubernamental Instituto Nicaragüense de Cultura, que puso como condición para autorizar la reproducción de los poemas de Martínez Rivas que no fuera Ramírez el prologuista. El País no aceptó el chantaje y la obra no se publicó.
 
 
Daniel Rodríguez Moya, "Carlos Martínez Rivas (1924-1998)" en Antología. La poesía del siglo XX en Nicaragua (Madrid: Visor Libros, 2010), 251-3.

Romanzón

A L.P.G.
Primomisacantano
 
Caminantes camineros
de Madrid a San Sebastián
hemos visto cómo toda la tierra
está cantada por el mar....

Al poeta nicaragüense Francisco Valle; exhortándolo a no escribir su correspondiente elegía a Alejandra Pizarnik

I
 
NO es indispensable, poeta, que la escriba.
 
Su elegía.
No va ayudarla a morir con eso.
No va enterrarla más.
Si acaso a medio desenterrarla. Un pie
sólo entre terrones de humus en el Museo de Cera....

Please pay when served

—vignette—
 
sí yo también
pago siempre al ser servido
así quedo listo
giro el asiento un pie en el riel
de cobre el otro en tierra alerta en...

A quiénes no perdieron nada porque nunca tuvieron

Escribir sobre el Hambre,
no poesía de protesta sino de experiencia,
es difícil si no se pasa hambre.
 
«Escribir en tinieblas es un mester pesado»,
para Berceo.
Escribir sobre el hambre es ardua tarea...

Spoon river anthology

to JCU,
for old sake’s sake sake.
 
Ya no quedan bolos de verdad.
 
Sólo bebedores de las tapas.
Bebedores que ya no beben y te quedan...

Darwin

(1809 – 1882)
A TRIBUTE
 
A veces tengo sueños de hombre.
A veces tengo sueños de mono.
En estos segundos sueños no
existe Dios. No hay Dios. Y son
los más —los únicos— felices.
 
1985....

Postrimerías

Cuando uno de los últimos tronchado tarro
lata de cerveza caiga
chocando
de saliente
en saliente
a rocoso abstracto vacuo.
 
sin perspectiva de ningunos labios ávidos
de la rancia bebida fermentada
 
yo seguiré tan superficial como me juzgaste...

La civilización del parqueo

(ARRASA, APLANA Y SEPULTA)
 
A Fernando y María José Guier
—con amor y desaliento
 
La Biblioteca Nacional de Costa Rica,...

Canción de cuna sin música

Duérmete, futuro ciudadano de Nicaragua.
Arrurrú, mi niño, Arrurrú.
 
Una luna de cobre arroja sobre la LOMA sus
mancillados rayos.
Duérmete ahora cuando todavía no tienes que esperar
de esa colina la firma todopoderosa: el salvoconducto,...

Una rosa para la niña que volvió por su muerte

Arreglemos esto de una vez.
 
Tú sabes bien cómo desde el árbol de oro, cómo
desde tus sueños, desde el mar, desde el aire,
no has venido a este mundo sino a buscar tu muerte.
 
Para eso te he traído esta rosa....

Eunice Odio

                                      Y añadió:
                                      -No podrás ver mi faz pues el
                                      hombre no puede verme y vivir.
Exodo, xxxiii, 20...

Beso para la mujer de Lot

"y su mujer, habiendo vuelto la
vista atrás, trocóse en columna de sal".
Génesis, XIX, 26....

TomBoy and Little Women

No nos equivoquemos sobre este punto.
Las niñas marimachas, chinvaronas, tom-boys
– como se diga –
que juegan sólo con muchachos, beisbol de lustradores
trepadoras de rodillas raspadas,
con cicatriz visible y permanente en la ceja izquierda...