Cuando las representaciones no pueden objetivarse sucede...

Laverne

Solo me quedan tus imágenes y la imaginación,
pero no puedo ser el otro yo en lo material,
no puedo exteriorizar las representaciones mentales,
estoy atrapado en el juego humano de la insatisfacción.
 
Todos los días mi naturaleza inconsciente
            me lleva a caminar en prados conocidos
                                    de los que quiero olvidar,
caminos que llevan a recorridos mentales inútiles,
a posibilidades baratas en el mercado de mi enajenación.
 
Utilizó el alcohol como el amigo de lo irracional,
o más preciso,
el amigo eterno de lo inacabado,
el siempre devenir de lo no objetivado,
es decir,
la pura actividad delirante del enamorado.
 
Todos los días la sociedad consciente
    me obliga a imaginarte
    para no producirme en la cosificación,
en la banalidad de una vida de salarios,
y vuelvo a depender de mi creatividad,
y vuelvo a los caminos de representaciones mentales,
vuelvo a caer en el juego humano de la insatisfacción.
 
Pero estoy produciendo palabras decantadoras de imágenes,
me estoy objetivando en tu representación
    a través de palabras que intentan tocarte,
–y soy consciente de ello–  (autoconsciencia)
me veo fuera de mí aquí mismo,
ahora soy distinto al tener la evidencia objetiva
                                  de mis deseos inacabados,
al ver como me transformo
      a través representaciones mentales insatisfechas,
en el eterno devenir de la vida de la evasión perpetua,
pero veo, en la tragedia,
la escena de un individualismo pequeñoburgués,
y vuelvo a superarme en el estadio anterior,
y me doy cuenta,
que lo injusto está en no ver,
en esta tragedia individual,
la tragedia de la humanidad entera.