(1524)
La vida del mortal. Frase como una bofetada menor. Cota de malla llevo pero la flecha es fina. Hasta mi corazón bien podría llegar una serpiente. (¿Recuerdas aquel viejo aromático mordiendo el coral de agua que lo había mordido?) Oscuridad de la humedad. Aroma del verde profundo. Barro lavado y virgen. Un día los hombres llenarán estas rutas con el desconcierto, tal vez, de la costumbre. Pero hoy sólo existe, digámoslo, el miedo. Y he aquí que sentimos el sol desde arriba de los árboles. El miedo. Mis hombres: apresurad el paso.
Roque Dalton, “Los testimonios”, en No pronuncies mi nombre. Poesía completa II, ed. Rafael Lara Martínez (San Salvador: Dirección de Publicaciones e Impresos (DPI), 2008), 92.