El país de los sueños

Edgar Allan Poe

Por un camino oscuro y solitario,
frecuentado sólo por ángeles malos,
donde un ídolo cuyo nombre es Noche
en un negro trono reina erguido,
ha poco que a estas tierras he llegado
desde una sombría última Thule,
desde un clima extraño y fantasmal que se halla, sublime,
fuera del espacio, fuera del tiempo.
 
Valles sin fondo y ríos sin riberas,
y abismos, y cavernas, y titánicos bosques,
con formas que nadie puede descubrir
por las lágrimas que por doquier gotean;
montañas que eternamente se derrumban
y caen en mares sin costa;
mares que sin descanso ascienden,
encrespándose, hacia cielos de fuego;
lagos que extienden hasta el infinito
sus solitarias aguas, solitarias y muertas,
sus inmóviles aguas, inmóviles y heladas
con las nieves del indolente lirio.
 
Junto a los lagos que así extienden
sus solitarias aguas, solitarias y muertas,
sus inmóviles aguas, tristes y heladas
con las nieves del indolente lirio;
junto a las montañas, cerca del río
que murmura quedo, que siempre murmura;
junto a los bosques grises, junto a la ciénaga
donde acampan el sapo y el tritón;
junto a los lúgubres estanques y lagunas
donde habitan los ghules,
junto a cada lugar más impuro,
en cada rincón más melancólico,
allí el viajero encuentra horrorizado
recuerdos del pasado en un sudario envueltos,
formas amortajadas que se turban y suspiran
cuando pasan al lado del caminante,
formas con blancas vestes de amigos ha mucho entregados,
en agonía, a la tierra... y al cielo.
 
Para el corazón cuyas congojas son legión
es una región balsámica, llena de paz,
para el espíritu que camina en la sombra
esto es ¡oh, esto es un El Dorado!
Mas el viajero que viaja a través de ella
no la ve, quizá no se atreve a verla abiertamente;
nunca se exponen sus misterios
descubiertos a la débil vista humana;
así lo quiere su rey, que ha prohibido
que se alce ningún párpado con pestañas;
y así la triste alma que por allí pasa
la contempla sólo a través de cristales oscuros.
 
Por un camino oscuro y solitario,
frecuentado sólo por ángeles malos,
donde un ídolo cuyo nombre es Noche
en un negro trono reina erguido,
ha poco que he vagado hasta mi casa
desde una sombría última Thule.
 
 


 
 
Dream-land
 
By a route obscure and lonely,
Haunted by ill angels only,
Where an Eidolon, named NIGHT,
On a black throne reigns upright,
I have reached these lands but newly
From an ultimate dim Thule—
From a wild weird clime that lieth, sublime,
                Out of SPACE —out of TIME.
 
Bottomless vales and boundless foods,
And chasms, and caves, and Titan woods,
With forms that no man can discover
For the tears that drip all over;
Mountains toppling evermore
Into seas without a shore;
Seas that restlessly aspire,
Surging, unto skies of fire;
Lakes that endlessly outspread
Their lone waters—lone and dead,—
Their still waters—still and chilly
With the snows of the lolling lily.
 
By the lakes that thus outspread
Their lone waters, lone and dead,—
Their sad waters, sad and chilly
With the snows of the lolling lily,—
By the mountains—near the river
Murmuring lowly, murmuring ever,—
By the grey woods, —by the swamp
Where the toad and the newt encamp,—
By the dismal tarns and pools
           Where dwell the Ghouls,—
By each spot the most unholy—
In each nook most melancholy,—-
There the traveller meets, aghast,
Sheeted Memories of the Past—
Shrouded forms that start and sigh
As they pass the wanderer by—
White-robed forms of friends long given,
In agony, to the Earth—and Heaven.
 
For the heart whose woes are legion
ʼTis a peaceful, soothing region—
For the spirit that walks in shadow
ʼTis—oh ʼtis an Eldorado!
But the traveller, travelling through it,
May not—dare not openly view it;
Never its mysteries are exposed
To the weak human eye unclosed;
So wills its King, who hath forbid
The uplifting of the fringéd lid;
And thus the sad Soul that here passes
Beholds it but through darkened glasses.
 
By a route obscure and lonely,
Haunted by ill angels only,
Where an Eidolon, named NIGHT,
On a black throne reigns upright,
I have wandered home but newly
From this ultimate dim Thule.
 
 
Edgar Allan Poe, Poesía completa (Madrid: Ediciones Hiperión, 2014), 198-203.