Para Berta García Faet
no hay rumbo cuando solo yo
circulo sin cuerpo ni embrollo
pero con la animalidad
ladrando en un cajón de
un estante en un país que
quiero dominar sin saber
cómo…
Berta, no sé como pensarte
en los lugares de un arte
donde yo no tengo
parte ni un son donde
amarte como una amiga
que me anima a imaginarte…
veo solo calles genéricas,
con miradas sin gérminas,
busco en librerías donde
no veo ninguna sintonía
con tu inspirada manía
sin tener cuantía en un daño
que, sin suspiro de antaño,
se pueda volcar a las calles donde
un día, sin sensatez,
pueda ser solo un alma que
enfría los sentidos en un brío
que no logra conjugar sin
tramar el sentimiento de
un pobre escarmiento que
no me lleva a ningún lado…
ahora tengo más claro el cómo
de un tipo peruano que buscó
la inspiración en una oración
de un París, sin el
viento del desierto antiguo
de los moches que anoche
pueda, finalmente, imaginarse…
la imaginación es más fácil sin
sentir una falsa enajenación
de miradas colonizadas que
me tiran sentido en este bar…
veo a todos como mirándome
en una isla de un país donde
las ruinas, por algún sentido
enfermo, no logran hacer
un libro que se vende en
un estante a tan solo
10 euros…
fui tan estúpido que compré
un falso libro de un tipo
que llevo en la pared de
mi espalda….
aún no sé si estoy listo
para tirarme a una armada
en donde una falsa amada
no me lee,
hoy te analicé solo bajo
el lente de tu sintaxis y
le dí una aprobación aún
con el fin de tocarte desde
una nube que llora solo
para aquellos que no puede
dejarse seguir por la
miseria de sentirse extraños...
así estoy ahora, que no
entiendo como un sentimiento
sin escarmiento me
llora por los caminos de
tirar las ideas en papel
donde no existe un tren
que me lleva a donde no
estés…
te volveré a tocar una puerta
que no llega, para seguir
escribiendo como si estuviera
en un ¿Bilbao? que aún
no conozco, solo lo he visitado
en imágenes…
no sé si podré abrir
esta puerta sin que mi jeta
no siga excretando tu dulce
miel…
no estás y no será…
esa es la más clara realidad,
pero te tengo en un difuso
pensamiento por consumarse
como un suspiro de un tipo
sin aliento en un lugar fino,
como mi alma en Valencia…
no siento mi consciencia…
no sé si estaré sin sentimiento
o con falta de ciencia
por dicha yo no sigo los
cuadrados dados de
mi azar en un bar
que invoca un Kiosco (el lugar real)
me siento como un pequeño
humano sin manos
pero aquí estoy sin amos
ni tramos, ni salmos,
mi historia la escribo yo (……. múltiples puntos no lineales)
sin embargo yo hasta
olvidé mi lucidez
por ejemplo, ya no te quiero,
es claramente un síntoma de
mi locura temporal, desde
ayer no siento como querer
el amanecer, estuvo frustrado
no sé imaginarte sin no estar
a tu lado, sin un ente que
no se siente amado,
así es tu criada, amiga,
sin cuenta, o en el
peor de los casos,
un puente,
aquí yo sufro en tu ciudad
uno ve hacer que en tu no,
un país que los comprenda,
amar también por la
razón en donde encuentro
la razón de
tu son sin razón,
ahora en el puente
de las flores, creo
pero solo en el recreo
cuando apunto el daño
de no tenerte
no más como propiedad privada
sino como el amor
que acompaña pero no mata,
lejos sin anhelos, solo
imaginarte como sin hastiar
simple como de los Hatillos
sin anillos, ni enemigos,
amigos de un mismo mar,
y las señales de antaño
te animan a silbar
en revista sin ningún chiste
como el soneto en Rusia,
sin ninguna bruma, mucho
menos una misa de ayer,
porque ya no tengo mucha
vista, para una muerte flotar
o resucitar en un mal
como que oí,
y tus lamentos sin aliento,
viven en la esquina en que
no estás, donde no
amas, y veo un
bosque increíble donde
crecen animales en libertad
donde podés crear
una ilusión sin
ambición,
y cuando llega la pasión
y tenés una visión
sin suficiente convicción
y no tramas, ni
amarras la ira
ella camina en la
mira,
cuando no admirás
ni crees en un trono
no hay jerarquías,
y, perdón,
tampoco una anarquía
no se anota ninguna hora loca (loca hora)
si estoy acá entre
barras de metal y
sobretodo tablas y flores,
pintate en la imaginación
todos estos colores que
saben a historias
pasadas cuando
la cañada circuló en la
alborada, y voy a
verte feliz,
en el extraño de la calle
en una ciudad sin ramas
pintadas de gente normal
que camina hacia
ningún lugar donde
nadie te espera, solo yo
en nuestro vecindario
de memorias azules
y caen lluvias de historias fundamentadas
no en una razón mecánica
sino una que explica
sin voz, que asume una
mirada como síntesis mágica
escribiendo desde nuestro lugar
aquel que solo está en la
imaginación y en aquella
canción que escucho
solo en las noches sin
luna, en ese pequeño
espacio, donde camino
sin destino ni inspiración
y vuelve nuestra canción
a quitar la pena
de tocar nuestra alacena,
en fin,
asumilo como una viajera
en nuestro camino de
cerrar nuestra convicción
de cerrate de ayudar
a crear la libertad,
la tuya distinta a la
mía, pero aún
hay cuantía, pero no
es una silla vacía
sino en el lugar de tu
espacio, como si fuéramos
niños, donde se puede
más que el amor,
levantando las manos
y andando, corriendo,
gritando con felicidad,
cansados en el alma,
pero aún con animosidad,
tramando el siguiente asalto,
vos desde la comunidad yo
desde la organización y
me gusta verte de lado
donde te ves más seria
y creo más en vos
y me quedo sin voz
y es ahí que hay
que actuar con señales
un gesto con cariño,
sin ningún arribo,
como la niña que medita
en el parque con los brazos
alzados,
libre y feliz,
asumiéndose como humana,
disfrutándose desde su
mente, que también
puede jugar a amar,
desde ese Estado (con mayúscula)
enajenado, sin ver
la miseria en las calles
del corazón, pero sí
la pudrición real de la
sociedad,
donde se sufre el vacío
y el calvario
y vuelvo a la idea de
quedarme sin voz (vos)
porque así hablo mejor,
así logro entregarte este
pequeño escrito inspirado
por el frio y la situación
de no sentir helado los pies,
por allá, donde estás,
hace dolor y frío
en la mirada de los niños,
ya nadie juega, ni
la imaginación, yo te creo
en ese sentido
de construir lo auténtico
solo que para mí
es necesario llorar
frente a la pena
de saber gritarle
mejor al Capital,
la ciudad de mercados
huele más a dolor
pero te quita la visión,
acá no tengo voz,
pero puedo pensarte
sin tenerte ni una sola
vez, es un poco al revés
allá, tenés la realidad que
te ciega, acá puedo callar
sin ser amado…
te buscaré sentado con Vallejo
en una banca lejana a Trujillo
sufriendo la dicha de no tener voz
esperando volcar los mares
a través del recuerdo
tirando la imaginación
a caminar cerca de tu posible
inexistencia material
en el rincón de un parque
hermoso donde podrías
llevar a los niños de tu alma
a jugar, y caminar,
mientras se podrán
organizar las asambleas
comunes sin banderas,
a la sombra de los árboles
mientras el río seco
se ahorra las muertes…
aún no sé si estaré
presente en la ausencia
de estar solo pensándote
desde un texto frío
en una ciudad en donde
me cuidan viejos topos,
y donde las abuelas de nuestros
deseos de liberación
nos hacen creer en
un futuro prometedor