Se fue el sol y el olvido

Laverne

caminé con unas piedras aplastadas
hacia donde se pierde el pensamiento
de no olvidarte en las mañanas pintadas
una tarde de diciembre
 
alcé levemente la voz para ver el atardecer
en donde imagino como se tuerce el mundo
al esconderse el sol detrás de los tumultos de las casas
escritas con poca harina
 
el sol ahora mira solo cuando no está
y el frio quiebra la mirada de un niño
sin que las balas del último asalto logren
calentar el ideal de huir contigo
hacia mejores horizontes extendidos
 
hoy, volviéndome a pensar en un viejo pueblo,
quiero saber como estás tramando aquellas
historias donde nos ponemos de acuerdo
para no enviarnos algunos timos de rencuentro
 
he guardado una historia vital para convencer
lo que lo imposible quiere secuestrar
cuando no envió los mensajes
de una esperanza sin respeto
 
escuché los sonidos sin atención al presente
para despertar los viejos monstruos que aprietan
la llagas de la cabeza, sin que la matemática logre
amarar una fórmula segura
 
viviré detrás de una montaña del lado opuesto al sol
para escuchar como se duermen los barrios pobres
 
moriré una tarde sin sol, intentando lo imposible de mirar
 
conjugaré lo posible en un pequeño libro que te enviaré
una vez que pueda colgar un reloj que no marca la hora
 
ahí estaré, una vez que ya no recuerde como mirábamos
los tombos azules
 
estaré sin resolver tu olor sincero de mar para dormir, luego,
en unos regazos imaginarios donde me siento a mi mismo
a pensar como puedo mirar sin unos ojos que no muerdan
 
volcaré algunos odios en los barrios de mi amada lucha
para encontrarte en las esquinas de una posible insurrección
llena de humo de llantas y gritos de la CIA
 
resucitaré en un pensamiento radical,
mientras miro la morada de los topos
que falsean al sistema
y te contaré el cuento en un susurro
 
pero el sol oculto quiere dormir a la morada
por que ya no calienta los odios del amor
y por lo tanto, cada vez no estamos juntos
 
seguiré siendo una sola sombra oculta por la oscuridad
queriendo ver como se sientan las almas narrativas en un bar
pero el tiempo se detuvo una vez que puse el reloj
 
volveré a olvidar en el futuro lo que nunca logré armar
cuando estuve en los sillones de tus abuelos imaginarios
y pensé tirar una llama hacia donde estaba tu pensamiento
 
pero no lo logré por el frio del sol detrás de la montaña
que duerme a los salarios entre los cánticos
de los supermercados de vidas ausentes
que cultivan la miseria sin volver a amar