Coup d'État

Ernesto Mejía Sánchez

                                                 La France, Dieu merci, n'est pas
                                                 une république sud-américaine
                                                 et le besoin ne se fait pas sentir d'un
                                                 général de pronunciamiento.
                                                 GUERMANTES, I, 242-243.
 
 
La cosa está que arde. Las ametralladoras no han parado de carcajear en toda la noche. Por más que una radio clandestina habló hasta la madrugada de la estratégica retirada de los valientes concilio comunistas, hoy ya sólo sabemos de las víctimas de siempre: mujeres, ancianos y niños. Se dice que el presidente estuvo a punto de pactar con los forajidos —hombre débil si los hay— y que nuestros bragados defensores de la soberanía tuvieron que tomar pacíficamente Radio Bolívar y desde ahí dar al pueblo la información verdadera. Pueblo: los que van a morir te saludan. Nos sacrificaremos por vos, Pueblo. Dentro de unas horas circulará nuestra proclama, impresa rápidamente en xerox por la Embajada. Ahí se explica nuestra patriótica actitud. Hay que sacrificarlo todo, inclusive ve el honor, por el bien del Pueblo. El señor Presidente ha renunciado en favor del Pueblo, es decir, del Jefe de las Fuerzas Armadas. Este se vio obligado a llamar por teléfono a Presidente y decir: —Ya no sos presidente. Ahora voy yo. —Y él le contestó malcriado: —No jodás, y ¿por qué? ¿quién te puso? —Y nuestro Jefe que es muy sincero y expresivo le replicó: —¿Y a vos quién? ¿la puta que te parió? —Y le colgó.
 
 
Ernesto Mejía Sánchez, "Vela de la espada 1951-1960" en Recolección a mediodía (Managua: Editorial Nueva Nicaragua, 1985), 118.