En mi plato, ¡qué mezcla de Naturaleza!
Mis hermanas las plantas,
compañeras de los manantiales, santas
a quien nadie reza...
Y las cortan y las traen a nuestra mesa
y en los hoteles los clientes ruidosos,
que llegan con sus portamantas
piden «ensalada», indiferentes...
Sin pensar que exigen a la Madre Tierra
su frescor y sus hijos primeros,
las primeras verdes palabras que ella tiene,
las primeras cosas vivas e irisantes
que Noé vio
cuando las aguas bajaron y las cumbres de los montes
verdes y encharcados surgieron
y en el aire donde había aparecido la paloma
el arco iris se desvanecía...
O guardador de rebanhos — XVII
No meu prato que mistura de Natureza!
As minhas irmãs as plantas,
As companheiras das fontes, as santas
A quem ninguém reza...
E cortam-as e vêm à nossa mesa
E nos hotéis os hóspedes ruidosos,
Que chegam com correias tendo mantas
Dizem «salada», descuidosos...,
Sem pensar que exigem à Terra-Mãe
A sua frescura e os seus filhos primeiros,
As primeiras verdes palavras que ela tem,
As primeiras coisas vivas e irisantes
Que Noé viu
Quando as águas desceram e o cimo dos montes
Verde e alagado surgiu
E no ar por onde a pomba apareceu
O arco-íris se esbateu...
Fernando Pessoa, "Alberto Caeiro" en Un corazón de nadie (Barcelona: Galaxia Gutenberg, 2017), 104-5.