Las moscas

Roque Dalton

He mirado a esa mosca con los ojos terribles. Restos de los dientes podridos del dios Katil (el desconsolado), que aún agitan las vibraciones de su antiguo dolor, las moscas significan la locura para los jóvenes de nuestra raza. Por eso, hermanos, no bordeéis el abismo en presencia de una mosca ni consumáis la hierba-que-calcina-el-temblor-del-alma si no es en una habitación hermética de la cual haya sido expulsado hasta el último bicho. Estos son sanos consejos contra el desapercibimiento tan común entre nosotros. Y lo que digo de las moscas -sean todas conscientes de nuestra imperecedera maldición (por otra parte no lo suficientemente activa)- es aplicable también al deseo de embriaguez y a esos huesecillos lilas que acostumbráis llevar en los bolsillos. 
 
 
Roque Dalton, Los testimonios (San Salvador: UCA Editores, 2008), 82-3.