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Noches de Hospital
Laverne

La silla esta sentada de la mano de la cama, acariciando dulcemente las sabanas blancas. Entre dolor y luces, y una sombra eléctrica, grita la acompañante electrónica a las voces. Las voces corren y ven, pero son sordas. A veces las camas se intercambian, cambian vidas muertas por vidas agonizantes. Cuando llegan las voces sordas, (una vos dulce, que sabe mi nombre) Calla la máquina, que acompaña al hombre. Porque la máquina sabe más que el hombre, y el hombre obedece a la máquina. La mía, la sangre mía, duerme, acaricia el sueño durmiendo. Mi sueño esta junto a ella, viéndola y sufriendo juntos de la mano. Yo soy ella, y ella es dulce. Somos ella, en los reflejos, y ella es acompañante de las camas, y la silla que descansa. Cada cama tiene un nombre en tiza, tiene un número fijo y una flor. El nombre es una pizarra de escuela, lleno de errores, y las mesas tienen ciertos amores, y fantasías. La angustia se respira más que el aire, el aire se bebe en tubos de metal, la comida cae a gotas por las venas. Parece normal correr por muertos, ver las sillas solitarias, y las voces sordas, comer pastillas de colores, en el hotel donde las sillas andan de la mano de las sabanas. Algunas sabanas se queman, otras se esconden, la de mi sangre me la llevo yo, se la arrebato a la silla. La veo tan cerca, en los sueño. Ahí todo se vale, se vale vivir, se vale el latido fuerte del corazón. Las lágrimas son inútiles, las camas se intercambian, las sillas viven por siglos, las sabanas se mueren. Los sueños se transmiten, se graban en historias de vidas, se burlan de los asesinos de sabanas, se burlan de la silla solitaria, se burlan de la muerte, se burlan de las camas se burlan de las pizarras de tiza....


Los ratones (que quede claro que no son ratas)
Laverne

Deberían de alquilar los ratones. Esos maes son lo máximo, son capaces, por ejemplo, de ordenar una sala, hacer brincar a un chileno, poner a simular no tener miedo a mí, por ejemplo. Son super astutos, puede llegar a romper la velocidad de luz (esos maes pasan practicando del otro lado del mundo cuando uno duerme, o llega borracho, por ejemplo), por ejemplo. Los ejemplos son una vara que nada que ver, por ejemplo. O sea, dime tú, o sin no quiere, vale picha, pero cuando ve uno sin verlo (a la velocidad de la luz, porque los humanos somos incapaces de ver ratones que pueden llegar a la velocidad de la luz) y ya voy a dejar de dar ejemplos super detallados, porque hay personas que les cae mal la vara y no les cuadra poner demasiado cuidado con los detalles, como por ejemplo en este mismo instante). También voy a dejar de dar ejemplos usando la expresión “por ejemplo”. Bueno OK, sigo con la historia, porque los cuentos deben de ser cortos y semi-largos, o medianamente cortos, lo cual no se puede medir porque no tenemos reglas para eso, ni para decir que un cuento es así, por ejemplo. Y en el mismo instante que en Escazú hay un rico tomándose un whisky, estoy yo, hablando de ratones y de cuentos que necesitan terminarse para no perder mucho tiempo en los detalles, por ejemplo. Bueno OK, resulta que el mae es super independiente gracias a las super habilidades de correr a la velocidad de la luz, por ejemplo. Bueno OK, la vara es que los ratones son rapidísimos, y además de esos, son capaces de hacer levantar otros objetos para que queden a la vista del ojo humano los otros objetos que duermen como osos polares, porque, por ejemplo, los ojos humanos son incapaces de ver ratones que van a la velocidad de la luz. Además, hacen a las personas bailar la danza del ratón, brincar con cara de desquiciado sobre cualquier artefacto que tenga patas en forma de torre de edificio del siglo 21 (totalmente lisas y enbarrosas para que se deslice el hombre para abajo, de una forma más o menos “normal” y “natural”), los arquitectos son unos maes que hacen esas cosas, por ejemplo. Bueno OK, no lo pudimos atrapar, ni para darle las gracias, por ejemplo....