Alfonso Cortés tiene el alma de madera. Es duro y sin pulir, como un verdadero primitivo, y trabaja quizás por instinto. Sin embargo, nació con la armonía en una mano. Educado bajo la tutela de Darío, Verlaine y demás simbolistas, camina con ellos, pero se les adelanta pegando gritos y llega hasta nosotros, solo. El nos siente, como nosotros lo sentimos a él. Él es nuestro precursor. Porque es fuertemente poeta. Tiene fuerza de poesía, esa solidez de piedra roca, esa musculatura espiritual que golpea y aturde. Alfonso Cortés es un gigante capaz de matar a cualquiera de un grito....